miércoles, 5 de agosto de 2015

Capítulo 34


Conectados


Rayner


Iraida se encontraba con los ojos cerrados. Ni siquiera los había abierto cuando efectuó el segundo disparo. Estévez había cubierto a Gara y justo a mi lado se encontraban Julen y Joel. Me encontraba inmóvil, observando cómo ambos se agarraban. No me dio tiempo ni a pensar cuando Joel se nos echó encima. Lo que me atormentaba era que no estaba seguro si había llegado a tiempo antes del primer disparo. No quería volver a presenciar de nuevo la muerte de Joel pero no estaba dispuesto a perder a Julen. Todo salió peor de lo que imaginaba. Vi como las piernas de Joel le fallaban y él comenzaba a escurrirse entre los brazos de Julen.  


De rodillas, Joel se quedó mirándole fijamente, suplicante. Luego dirigió su mirada hacia mí. Y con solo esa mirada, lo entendí todo. No habíamos perdido esa complicidad a pesar del tiempo y de lo sucedido. Joel se agarró con fuerza a la camiseta de Julen y pude ver que ésta estaba ensangrentada. Se me hizo un nudo en el estómago. Vi como él también caía de rodillas.  


Estaba bloqueado. No podía pensar con claridad y poner en orden mis ideas para saber lo que había pasado realmente. ¿Julen estaba herido también? o toda esa sangre era de Joel…


Estaba confuso. Las piernas no me respondían. Podía oír cada latido de mi corazón.


Gara


Me separé un poco de Donovan cuando oímos el segundo disparo. Nos quedamos mirando el resultado de lo ocurrido, esperando que todos estuvieran bien. Lo que nos encontramos no fue para nada alentador… Iraida por fin abrió los ojos y pudo verlo todo. Se quedó tan asombrada como nosotros. Una de las balas había alcanzado a Joel por la espalda y se encontraba en el suelo de rodillas. Le vimos desplomarse y pudimos ver como Julen tenía otra herida pero estaba resistiendo mucho mejor que Joel. Ambos estaban cubiertos de sangre.


Rayner por fin reaccionó y fue a abrazar a Julen, no estaba segura si se había fijado en lo mismo que yo o si el shock no le había dejado ver la herida de bala que tenía Julen en el abdomen.


Julen


—¿Por qué lo has hecho?—Le pregunté a Joel. Me llevé la mano a la herida donde acababa de recibir el disparo. Joel había llegado tarde. La primera bala me había alcanzado pero no tenía tan claro si Rayner lo había visto. Tampoco quise decírselo.


—Te...lo debía.—Me dijo él mientras me sonreía.


—No me debes nada…


Los dos a duras penas podíamos mantener una conversación, pero nos esforzabamos. Había tantas cosas que decir...pero tenía la impresión que jamás serían mencionadas.


—¡¿Por qué?!—Dijo Rayner mientras agarraba a Joel y le ponía la cabeza en sus piernas.—Por qué...


Joel no paraba de mirarle. Intentaba rozar su cara, entrelazar sus dedos con los de Rayner. Aquella imagen no se me olvidaría nunca. Joel consiguió hablar.


—Los únicos momentos felices...los he pasado a tu lado.—Le dijo, frente a la atenta mirada de Iraida. Que no le quitaba los ojos de encima. Aún estaba asimilando que había disparado a su hermano. —Te..


—No lo digas. Lo sé. Pero...—Podía ver en el rostro de Rayner como luchaba contra sus sentimientos. No sabía lo que sentir por Joel en ese instante y yo...yo tampoco tenía claro si le odiaba o por el contrario le estaba agradecido.


—Julen...Julen lo siento...siento haberte… era muy importante para ti y ahora…


—Me has salvado la vida.—No pude decir nada más. Con eso quedaba bastante claro.


Joel me hizo un gesto para que me acercara y noté como sus dedos se entrelazaban con mi pelo.


—Tu pelo...—El acto reflejo de apartarme de él seguía ahí pero estaba luchando contra ello. Agarró a Rayner y le hizo acercarse a él tanto que casi sus labios se rozaban.—No se...no se cuanto tiempo ha pasado pero...sigues igual de guapo…


—¡¿Por qué lo hiciste?!—Gritó Rayner. No pudo más y rompió a llorar.


—Tú… tú le quieres… él tenía que vivir.


Rayner estaba destrozado. Por segunda vez estaba viendo morir a uno de sus mejores amigos. Por segunda vez. No quería verlo así, no podía verlo así. Pero no podía hacer nada y eso me atormentaba todavía más. Y estaba lo de… Maldita sea no quería morir. No quería dejarle solo. Tampoco quería que Joel muriese por salvarme y todo para nada. ¿Pero por qué de repente sentía compasión por aquel que hizo de mí vida un infierno? ¿De aquel que me hizo tener pesadillas todos los días durante más de tres años?


Apenas podía seguir hablando, pero él no paraba de esforzarse. Aún tenía una última cosa que decir y me la dirigió a mi.


—Cuida de Rayner...—Aquello se me clavó en el alma. ¿Cómo iba a cuidar de Rayner si ni siquiera tenía claro si yo iba a sobrevivir?


Antes de caer de espaldas al suelo oí a Iraida pegar un grito desgarrador, la vi dejar el arma en el suelo y correr hacia nosotros. Empujó a Rayner y se aferró a Joel con todas sus fuerzas, no paraba de sollozar y de suplicarle que no la dejara sola. Que sin él no tendría motivos para vivir.


—No hay nada que puedas hacer...—Le dijo Estévez mientras se acercaba a nosotros.


—¡No puede ser verdad, como he podido ser tan idiota!—Gritaba ella, desesperadamente. Pero Joel no se movía. No paraba de zarandearle.


—Estaba escrito. Por mucho que hicieras, esto tenía que pasar—Le repetía una y otra vez.


Noté como Rayner se agarraba a mi. Como una de sus manos presionaba mi herida. Ya lo sabía. Me recorrió un escalofrío y entré en pánico. ¿Era tarde para mí también?


—Julen...Julen por favor, por favor aguanta...—Susurraba Rayner en mi oído.


Iraida lanzó otro grito desgarrador, se levantó para coger el arma y se la puso en la sien. Antes de que Estévez pudiera detenerla, apretó el gatillo.


*  *  *


Justo después de que Iraida se suicidara, Julen se desmayó. Rayner le cogió en brazos como pudo y Estévez rebuscó en los bolsillos de la chica para coger el boli. Se lo entregó a Gara y cogió a Iraida en brazos.

Tuvieron que salir de la cabaña para que la onda de quinientos metros no se llevara también a Joel al presente. Se alejaron todo lo posible del lugar y regresaron a 2015.

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